SAREB: El mejor banco malo?

 

Uno de los acontecimientos económicos principales ocurridos en España durante éste último trimestre ha sido sin duda la puesta en marcha del SAREB. La Sociedad General de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria tiene como objetivo acumular todos los activos tóxicos en propiedad de los bancos que han recibido ayudas. Lo que se conoce por Banco Malo. Este Banco Malo es el primer paso para sanear las cuentas de las entidades afectadas y hacerlas más atractivas ante una posible venta. Pero... el SAREB era la mejor opción?. Vemos los pasos que se han dado hasta ahora para gestionar todo este patrimonio llamado como tóxico por que son activos en mora, que inflingen sangrantes pérdidas a los balances de las entidades acreedoras.


COMPOSICIÓN DEL SAREB.

Sin duda el caballo de batalla de los últimos tiempos ha sido la composición accionarial del SAREB y ha sido un auténtico dolor de cabeza para el Estado intentar conseguir que haya entidades proclives a aportar capital en la creación de una entidad de estas características. Naturalmente el SAREB es una entidad particular porque nace con un objetivo muy concreto y con una vida determinada, por tanto es de máxima prioridad para las entidades accionistas tener las mayores garantías posibles de que en ese período el SAREB será capaz de generar beneficios.

Una clara muestra de la dificultad de este cometido es la composición final del accionariado, constituido en su totalidad por entidades españolas más la aportación del FROB  (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria). Por tanto, este organismo no ha recibido aportaciones de capital procedentes del exterior del Estado, un hecho altamente preocupant, pues refuerza la fuerte endogamia existente en el sistema financiero español, así como el posible contagio de las deudas y la inestabilidad. Seguimos sumidos en el círculo vicioso formado por un Estado que rescata a los bancos con problemas, que a su vez entre otros son los máximos compradores de deuda pública española, y ahora los bancos sanos de este sistema pasan a invertir en el SAREB, aunque todo sea dicho no de forma suficientemente significativa para poner en peligro las entidades.

 

FALTA DE CAPITAL EXTERIOR.

Sin duda, el objetivo número uno debe ser captar capital extranjero para esta entidad, una misión que se antoja muy difícil porque éstas exigirán garantías de rentabilidad de ésta operación y no están sometidas a la influencia y las presiones que el mismo Estado Español puede realizar sobre las entidades de su propio territorio. 

La aparición de capital fresco significaría el único y real balón de oxígeno a esta situación, comparable al de un rescate bancario o un rescate de país, aunque este dinero vendría con condiciones ligadas a una rentabilidad de la operación. Hay que recordar que el SAREB adquiere los inmuebles con un fuerte descuento sobre su valor, para así poder rentabilizar las posibles inversiones. Sin la entrada de un capital exterior podemos encontrarnos en la situación en que esta deuda tenga que ser asumida una vez por el Estado, y además por los bancos que inicialmente no quedaron expuestos a la burbuja inmobiliaria o lo hicieron en menor medida.


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